Fotocolor es como uno de esos tejos milenarios asturianos, de profundas raíces y frondosa copa. Tino Álvarez -pionero de la fotografía en Asturias- fue su creador allá por los años 40 del pasado siglo, y desde su maestría miró la realidad de modo diferente a través de la luz, del color, de la estética, de la vida. Con grandes dosis de perseverancia, estudiando la técnica, practicando incansablemente, reflexionando sobre la realidad, supo conseguir la mejor expresión de cada momento, de cada emoción, de cada instante vivido con intensidad.
Desde entonces, esta empresa familiar ha ido creciendo armónicamente, y las ramas de ese tejo han ido dando sombra refrescante a quien ha acudido a cobijarse en ella. Fotocolor, de la mano ya de Elena Álvarez, ha sabido adaptarse a los tiempos, a las necesidades de cada cliente, siguiendo los imperativos de la innovación, pero siempre fieles a su objetivo: calidad, belleza, ingenio y detalle.
Esa dualidad -vocación de servicio y profesionalidad, tradición y originalidad, proyección y singularidad, atrevimiento y respeto, estética y naturalidad- ha sido su seña de identidad, de afianzamiento y de crecimiento.